LA PRESENCIA DE DIOS EN MEDIO DE LA HISTORIA DEL HOMBRE.



A lo largo de la historia, Dios ha hablado a los hombres de muchas maneras, hoy nos ha hablado por medio de Jesucristo. Él se hace hoy presente en medio de su Iglesia, la Iglesia que él ha querido fundar. Cristo, única promesa de felicidad, se hace presente en la realidad de cada día, en cada hombre y en cada acontecimiento.

Por ello, este blog lo que pretende es reconocer a través de los hechos en la Iglesia, la presencia de Dios en medio de su Pueblo.

viernes, 18 de marzo de 2011

EL SACERDOCIO ES LA MUESTRA DEL AMOR DE DIOS A LOS HOMBRES

Con motivo del día del Seminario voy a publicar la homilía que pronuncié el día de la misa de acción de gracias con motivo de mi ordenación sacerdotal. Doy gracias a Dios por el regalo del sacerdocio, Dios se sigue fijando cada día en hombres de este mundo para hacerse presente en el mundo. 

MISA DE ACCIÓN DE GRACIAS

“¿Cómo pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho?” “Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente”

Este es el agradecimiento al Señor que brota en mi corazón y en el corazón de nuestra madre la Iglesia en estos momentos tan grandes en el que uno de sus hijos, por pura gracia ha sido elegido para el ministerio sacerdotal. La Iglesia salta de gozo y alegría porque hoy, en pleno siglo XXI, el Señor sigue llamando a hombres de este mundo, con nombres y apellidos, tal y como son, para que sean de su propiedad, para que manifiesten a un mundo caduco, el verdadero mundo que no caduca, la Gloria del Cielo.  Esta llamada que el Señor hace a seguirle no es por los meritos de los hombres, sino, todo lo contrario, por puro amor para con ellos, así lo hemos podido escuchar en la primera lectura: “Si el Señor se enamoró de vosotros y os eligió, no fue por ser vosotros más numerosos que los demás, pues sois el más pequeño, sino que os eligió por puro amor vuestro.” En una de las visiones que tiene Madre Teresa de Calcuta, el Señor le dice: “¡Sé que eres la persona más incapaz, débil y pecadora, pero precisamente porque lo eres, te quiero usar para mi Gloria! ¿Te negarás?.

Este texto de Madre Teresa nos muestra que Jesús nos llama no por ser los mas listos, ni estudiosos, ni aventajados, en el mundo existen personas mejor capacitadas y preparadas, sino que él nos ha elegido por nuestra debilidad, fragilidad y pequeñez, porque en la debilidad se manifiesta cada día la fuerza de Dios.

El Padre, Señor de cielo y tierra, tiene escondidas estas cosas divinas, a los sabios y entendidos y se las ha revelado a la gente sencilla, a los pequeñuelos. A los sencillos, Jesús, les ha revelado los secretos del corazón del Padre. ¡ Que tendrá lo pequeño que a Dios tanto agrada! Estos sabios y entendidos no dejan que Jesús entre en su corazón ellos prefieren que otras cosas efímeras dominen sus vidas. Jesús nos llama a seguirle desde nuestro propio estado de vida con un corazón sencillo y humilde. Pero ¿Quiénes son esos sencillos de corazón? Los que reconocen que la única sabiduría es la de Dios, aquellos que no ponen su corazón en la sabiduría del mundo. Los sencillos son los que reconocen su pequeñez y saben que no pueden dar un paso sin estar de la mano de su Padre. Recordar cuando erais pequeños e ibais muy seguros agarrado de la mano de vuestro padre, vuestro corazón estaba en paz, porque sabíamos que nuestro padre no iba a permitir que nos pasase nada malo. Estos son los que dejan que el Espíritu Santo habite en ellos. Solo en estos corazones el Señor puede hacer su obra y puede llamar a sus corazones para que entreguen su vida a Cristo en el ministerio sacerdotal.

Todo sacerdote es tomado del mundo, en una situación determinada, en una cultura determinada, para ser enviado al servicio del evangelio de Cristo, es decir, para anunciar al mundo una nueva vida, que corresponde verdaderamente con lo que el corazón humano desea. Nos movemos en una sociedad sin Dios, en la cual Jesucristo siempre sale perdiendo, donde se pretende quitarle de en medio, un mundo en el cual no haya ninguna marca de lo divino porque Cristo es un estorbo que viene a coartar la libertad del hombre, pensamos que el hombre puede hacerlo todo sin necesidad de la ayuda divina, vivimos buscando la felicidad en cubos de basura, donde sabemos que nunca la podremos alcanzar, sin embargo donde verdaderamente está no queremos buscar, nos da miedo a comprometernos de verdad.

El corazón del hombre está creado por el creador para vivir la vida divina, para darle Gloria. Los sabios y entendidos esto no lo saben ni lo entienden porque si lo supieran no hubieran crucificado nunca al rey de la gloria. Jesucristo es el único que puede dar respuestas al corazón del hombre.

Jesús fue crucificado hace 2008 años en el Golgota por los romanos, pero hoy día 20 de octubre, también sigue siendo crucificado cada vez que uno de sus hijos se aleja de él, atacándole ó persiguiendo a su Iglesia,  dejando que sus barcas, sean movidas por las olas de la cultura, del mundo.

Ante esta actitud del hombre, actitud de rebeldía, Dios no se queda con los brazos cruzados, Dios Padre se preocupa de cada uno de sus hijos. Dios no se avergüenza de llamarnos Hijos y quiso manifestarnos su amor enviando a aquel cuyos cielos no podían sostener, a su Hijo único para que viviésemos con él, para él y en él, porque bien sabía que sin “él no podemos hacer nada”. Dios ha salvado las distancias enviando a su Hijo como sacrificio por nuestro pecados y que cada día se entrega en el sacrificio incruento de la Eucaristía por la salvación del mundo entero.

Este sacrificio se realiza día tras día a través del ministerio de los sacerdotes, sin los cuales no podría llevarse a cabo. Aquí Cristo se entrega y es crucificado, entregando su cuerpo y su sangre libre y voluntariamente para que tú y yo tengamos vida en abundancia. Es Cristo quien intercede con su vida ante el Padre para que nuestra vida sea rescatada de la esclavitud del pecado.

Cristo ha querido quedarse en la Eucaristía para siempre, de tal manera que pudiésemos recibirle en nuestro Templo, en nuestro corazón, ¡Que dios está tan cerca de nosotros como lo está nuestro Dios cada vez que lo invocamos! Dios quiere hacer una alianza definitiva con el hombre y lo hace a través de la muerte en cruz.

Debemos de suplicar cada día que el Señor vaya aumentando nuestro amor a la Eucaristía, participando en ella con más frecuencia, viviéndola como verdadero encuentro con Él. Participemos con fervor en la Eucaristía dominical, donde celebramos que Cristo con su resurrección ha cambiado la historia de la humanidad. En ella Cristo se nos da como alimento de vida eterna para que no desfallezcamos en este mundo lleno de contradicciones.

Nuestro querido Padre San Francisco de Asís en la carta que dirige a toda la orden dice: manifestad toda la reverencia y todo el honor que os sea posible al santísimo cuerpo y sangre de nuestro Señor Jesucristo, en quien han sido pacificadas y reconciliadas con Dios todas las cosas. Ved que diariamente se humilla él mismo y viene a nosotros en humilde apariencia; diariamente desciende desde el seno del Padre al altar en manos del sacerdote.

Aquí Cristo se derrama por completo y quiere relacionarse con cada uno de nosotros. Frecuentemos por tanto la oración diaria ante el santísimo sacramento, hablemos con el Señor de nuestra vida, de nuestras inquietudes y preocupaciones, ofrezcámosle nuestra propia vida para que él disponga de ella para lo que el quiera. Preguntarle al que os ha creado cuál es el plan que tiene para cada uno de vosotros. En la oración, en esa intimidad, nuestro corazón experimentará el gozo, la paz y las aquellas respuestas que abruman nuestro corazón. 

Cristo tampoco ha querido que carguemos solos con nuestros pecados, no quiso apartar nunca su mano de los hombres, recordemos que él muere en la cruz por el perdón de nuestros pecados, él con los brazos abiertos, como en la parábola del Hijo prodigo se acerca a nosotros para que nosotros nos fiemos de él y él pueda hacer su obra en nosotros. El quiere que le demos nuestra miseria para darnos misericordia. “El perdona todas tus culpas y cura toda tus enfermedades”, la misericordia de Dios nunca pasa. El quiere vestirnos de una vida nueva, fíate de él, reconcíliate con él a través del misterio de la confesión. Cristo ha querido encomendar a los sacerdotes este gran misterio, el perdón de los pecados. Cristo a través de estos pobres instrumentos derrama su misericordia, no es el sacerdote quien perdona es Cristo a través de él, entonces ¿porqué tener miedo?.

¿Cuál es por tanto la gran tarea del sacerdote en pleno siglo XXI? Claramente entregar su vida en oblación cada día en la Eucaristía por todos los hombres, orar por cada uno de los que el Padre le ha encomendado, celebrar con frecuencia el sacramento de la reconciliación, pero no solo, el sacerdote debe anunciar con palabras y con obras a un Dios misericordioso, esta es su tarea urgente. Estamos en una sociedad que piensa que Dios, viene a privar la libertad del hombre, una cultura que cree en un Dios que viene a trastornar nuestra vida y es todo lo contrario, es Dios que viene a nuestra vida a darla plenitud. Tenemos que vivir todos para que el “Amor sea amado”, para que los hombres se crean de verdad que Dios es un Dios de amor.

El sacerdote debe predicar aquello que ha estado viviendo con Jesús en la intimidad,  hablar de un amor infinito, de un amor apasionado que con dolor carga nuestros pecados, Dios que siendo rey se vuelve esclavo, el salvador, humilde, fiel y silencioso. Nuestro Señor no para de buscarnos en todo el tiempo y está cada día esperando la respuesta al encuentro. Este es verdaderamente un amor diferente al que merece la pena entregar la vida.

Hermanos, me gustaría pedirle al Señor para mí, ahora que comienzo el ministerio sacerdotal, que me conceda ser testigo fiel y valiente de Jesucristo, que realmente pueda predicar no solo con palabras sino también con mi ejemplo a este Señor misericordioso que nos ha enamorado el corazón y que el mundo no conoce. Que él, que me llamó para hacer su obra buena en mi, me conceda la gracia de serle fiel en cada momento de mi ministerio y me libre siempre de todo peligro y de todo mal. ¡Señor Jesús jamás permitas que me aparte de ti.!

Padre, me pongo en tus manos. Haz de mi lo que quieras. Por todo lo que hagas de mi, te doy gracias. Estoy dispuesto a todo, lo acepto todo, con tal de que tu voluntad se haga en mí y en todas tus criaturas. No deseo nada más, Dios mío. Pongo mi vida en tus manos, te la doy, Dios mío, con todo el deseo de mi corazón porque te amo, y porque para mí amarte es darme, entregarme en tus manos sin medida, con infinita confianza, porque Tú eres mi Padre. Amén

4 comentarios:

  1. Saludos Don Isaac, desde México.
    Primeramente Dios le va a conceder lo que le pide.
    Que hermosa oración la última, me encanta.
    El Bto. Charles un gran hombre entregado a Dios
    Saludos.
    Le voy a enviar un correo eléctronico.

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  2. Enhorabuena, Isaac. He enlazado tu blog en el blogroll de blogueros con el papa. Tengo un blog de catequesis y me encantaría que participases: hazme una visita y dime si te gusta para que te invite a ser autor y colabores con la frecuencia que quieras... también podrías ser autor de blogueros con el papa si quieres.
    www.primeroseducadores.blogspot.com

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  3. Estoy aquí gracias a mi buena amiga María del Rayo. La primera impresión es fantástica y por eso le doy también la enhorabuena por haber dado el paso y estar aquí.
    Y por eso también, me hago seguidor habitual de esta buena bitácora, que promete y sé que va a cumplir...
    ANIMO Y ADELANTE. ABRAZOS.

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  4. Que claramente está tratado el tema del SACERDOCIO,siempre estoy orando para que haya más ordenaciones y que tengamos más sacerdotes santos. SEÑOR AMADO, DANOS MÁS SACERDOTES SANTOS PARA QUE SEAN NUESTROS GUIAS EN NUESTRO ANDAR EN ESTA TIERRA. QUE MARIA SANTISIMA SIEMPRE LES CUBRA CON SU SAGRADO MANTO PARA CUMPLIR SU MISIÓN EN EL MUNDO.AMEN

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